A simple vista tiene un atractivo especial, muy americano, grandes sillones como la parte trasera de los coches años 80-90, me habían hablado bien de este sitio y decidí probar.
Una cosa que no me ha gustado, son los taburetes, que están fijados al suelo y no se pueden mover ni girar, así que si eres un poco grande o tamaño medio, es incomodo para estar sentado, cabe destacar que tampoco tiene para apoyar los pies, PUNTO NEGATIVO PARA EL LOCAL.
De comida, me pedí 2 Angus Burger y unos nachos "eramos 2 para comer", los nachos estaban ricos, pero las hamburguesas, para costar 9,95 € cada una no se merece el precio, son muy simples, un sabor muy normalito, simplemente era pan, 2 hojas de lechuga, tomate y carne, no tenían un sabor a nada, ni queso, ni cebolla, ni pepinillo, ni una sola gracia, nada en especial, OTRO PUNTO NEGATIVO A TENER EN CUENTA
Como dije, lo mas llamativo es la decoración, tiene maquinas para música, pero es música muy especifica, y una camarera que llevaba una cinta en el pelo, que tenia mechas, muy maja y agradable, de el resto no puedo opinar.
Mi opinión, fui con muchas ganas, y lleno de ilusión, pero me he llevado una experiencia negativa, así que de momento no creo que vuelva, "si cambian, estaré encantado de valorarles de nuevo".
Pero el ambiente es joven y para tomar una caña o algo pequeño, puede llegar a valer.
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